Además del impacto de la amabilidad en el estado de ánimo y el dolor, existen investigaciones sobre cómo el ser amable con otras personas puede reducir las hormonas del estrés y la inflamación crónica, lo que puede beneficiar a tu salud en general. En el cerebro, los actos de bondad liberan poderosos compuestos químicos como la oxitocina, la serotonina y la dopamina, que elevan nuestro estado de ánimo, aumentan los estímulos de recompensa y reducen el estrés. La compasión hace disminuir el ritmo cardíaco y reduce el sufrimiento coronario. Al hacer el bien, nos sentimos bien; estudios realizados han encontrado que en pruebas de resonancia magnética realizadas a un grupo de voluntarios, demostraban que en los casos en los que los participantes prestaban apoyo mostraban una reducción del estrés y el aumento de la actividad en los centros de recompensa del cerebro. Esto sugiere que brindar apoyo proporciona mayores beneficios mentales que recibirlo. Obviamente, la amabilidad beneficia a quien la recibe. Pero estas investigaciones demuestran que la amabilidad también puede ser sorprendentemente beneficiosa para quien la practica. Ser amable con regularidad puede aumentar la felicidad y reducir los síntomas de depresión y ansiedad.